

La iglesia de Céret se encuentra en el centro de la Cellera, espacio sagrado de treinta pasos dispuesto alrededor de la iglesia en la que toda violencia está prohibida, ofreciendo así una protección contra los abusos feudales.
La primera mención de la iglesia de Céret se remonta a 814, en un precepto de Luis el Piadoso. No queda nada de este primer edificio, sustituido por una iglesia románica, de la que sólo la parte baja de la torre de campanario data de los siglos XI y XII. Las arquerías ciegas, las bahías geminadas y el equipo de mampostería escuadrada dan testimonio de este período. El edificio, ampliado en el siglo XIV, se completa con una portada de mármol blanco de la casa Carol, que lleva la inscripción «En el año de nuestro señor 1398 fue hecha esta puerta». Las placas funerarias de mármol inscritas en la fachada, mencionan la memoria de los señores de Céret como últimos vestigios de este período medieval.
En el siglo XVIII, grandes obras se iniciaron para la iglesia, imponiéndose claramente en la parcela medieval: la cabecera se reconstruye, la inmensa cúpula se instala en el crucero y la fachada se acondiciona majestuosamente con la adición, por encima de la portada de mármol, de una cornisa y de un nicho en el que se instala una escultura de San Pedro de madera. En el interior la mayor parte de los retablos de madera policromada se instalan en las capillas laterales y un órgano de casi 3000 tubos del siglo XVIII domina solemnemente la nave, al oeste. El altar maestro de estilo neoclásico data de principios del siglo XIX.